domingo, 28 de enero de 2018

Ella es sofá, manta y peli.



Ella es en sí misma el sofá, la manta y la peli. El invierno y la lluvia de fuera y el calor de estar en casa. 

Es todo el pasado que se fue, que dolió y que no va a volver. Es todos los porqués. Las razones, las casualidades y el destino. Es el futuro que sabes que nunca va a ser. Es presente intermitente, a ratos, a golpes y a destiempo. 

Eres tú. O al menos, podrías serlo. 

Tengo una caja llena de cosas que no te he dicho y quizá algún día, antes de irme, te la deje debajo de la cama, o en lo alto de un armario. Está llena de razones que podría haberte dado. Llena de entradas de cine de todas las películas que hice en mi cabeza y que nunca fuimos a ver. Llena de letras en las que te cuento que de todas las cosas que nos quedaron pendientes, últimamente me asalta especialmente la idea de bailar contigo. Con cada canción que escucho, me revientan las ganas de bailar cerca de ti. Y de contártela por la mañana justo antes de salir de la cama. Las ganas que salen justo desde el centro del pecho. Ahí donde algo empuja fuerte, como queriendo escapar. Y a lo mejor eres tú, luchando por salir de lo más profundo de mí. A veces quizá eso es lo que ahoga, alguien que quiere salir y que nos empeñamos en retener.

Te dejaré en la caja también un lo siento, por haber querido retenerte aquí, entre mis costillas. Siento haberme quedado demasiado tiempo despierta cuando querías dormir. Y así con todo. Todo se parece a ese momento en que tú solo necesitas cerrar los ojos y descansar y alguien te toca y te despierta una y otra vez. 

Perdóname. Pero es muy difícil (más de lo que te imaginas) dejar salir del alma a alguien que es sofá, manta y peli. Todo al mismo tiempo.

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