martes, 4 de mayo de 2021

Personas "temazo"

 

Ayer me pasó algo que suele pasarme a menudo (y seguro que a ti también). Aparqué el coche y me iba a bajar justo cuando sonaba un temazo, así que no pude bajarme sin más, tuve que esperar unos segundos a que pasara al menos ese trozo de la canción porque era incapaz de interrumpirla.

Muchas veces han preguntado si no me aburro de escuchar siempre Manuel Carrasco, y la verdad es que no. En esto, como en todo en la vida, si algo soy, es leal, fiel a lo que me mueve y me apasiona. Así que pasarán treinta años y seguiré escuchando las mismas canciones siempre (aunque nunca deje de escuchar nuevas).

En ese momento pensé que en la música hay canciones y hay TEMAZOS. De esos que pasen los años que pasen siguen sonando y nos atrapan. Y seguro que mientras lees esto, se te está viniendo alguno a la cabeza.

Temazos de siempre, de esos que, pasen los años que pasen, suenan y paran el mundo. Y no puedes evitar cantar a pleno pulmón, al unísono si estás con amig@s, bailar, subirte a una silla o sucedáneos… y dejarte llevar, perderte en la canción y por unos minutos, estar en otra dimensión.

No sé qué es lo que tiene que tener una canción para convertirse en temazo, para adquirir ese poder sobre la sociedad, para encandilarnos a todos y hacerse la reina del mundo cada vez que suena. Pero no creo que sea una nota en concreto, un compás, ni siquiera una letra muy elaborada… creo que se trata más bien de lo que nos hace sentir. Por alguna razón que nadie sabe, te atrapa. Y cada vez que suena te transporta, a un lugar, a un momento, a un sentimiento, a la felicidad, a la melancolía, a la alegría. Te llenan el alma y no te cansas de oírlas. Las pones en repetición mil veces y te sigue encantando como el primer día (o más). Siguen sonando al pasar los años, se convierte en infinita, atemporal, sin generación, sin época.

Así que yo creo que cuando alguien compone una canción, hay dos opciones; que solo sea una canción o que sea un temazo. Que suene un mes o que suene toda la vida. Que pase desapercibida o que deje huella.

Y así, de repente, me imaginé a las personas. Personas sin más o personas “temazo”.

Corrientes o extraordinarias.

De las que pasan o de las que se quedan.

Hay personas que pasados treinta años te siguen emocionando al hablar, a las que nunca te cansas de escuchar. A las que nunca puedes interrumpir y bajarte del coche. Con las que siempre quieres un minuto más.

Que te atrapan, que te llenan, que te curan, que te salvan, que te elevan, que te transportan. Que te llevan a otro mundo.

Hay personas que suenan un verano.

Y personas que suenan toda la vida.