viernes, 8 de septiembre de 2017

Juégatela



Al final de cualquier cosa una debería llegar fundida, sin fuerzas, sudando, despeinada, sucia, agotada. Porque solo así una sabe que de verdad ese es el final, que no hay más. No hay más que dar, más que recibir, más que hacer, más que conocer, más que saber, más que disfrutar.

Nada en la vida debería dejarse a medias, intacto, limpio, ordenado. Nada debería quedarse sin descubrir, sin intentar. Nada en la vida y mucho menos tú. 

Si te quedan ganas, si te quedan dudas, si te cabe dentro (por pequeña que sea) la posibilidad; hazlo. Inténtalo, prueba, sigue hasta el final y si tiene que acabar, que acabe cuando ya no. Cuando ya no queden risas, besos, cosquillas o el más mínimo deseo de cualquier cosa. Entonces sí, entonces sabrás que no hay más. Y entonces la vida sigue, todo se reconstruye y el camino continúa. 

Las puertas que se cierran sin haberlo dado todo se convierten en fantasmas y te acompañan para siempre. Y ya tenemos demasiados monstruos inevitables con los que pelear cada día. Me niego a darle alas a estos si puedo acabar con ellos, si puedo resolver las dudas, si puedo intentarlo con toda mi alma. Así que tengo pensado hacerlo, quedarme e intentarlo. Hasta que no me quede nada más que dar(te), si es que un día eso pasa… 

O hasta que quieras que me vaya. Porque sólo entonces tendrá sentido cerrar la puerta con la ropa limpia y todo ordenado. 

Pero ojalá no quieras nunca. Ojalá quieras desordenar, sudar, reír, descubrir y soñar más. Ojalá te queden ganas suficientes para creer que a veces hay que arriesgarse porque de verdad, vale la pena. Y es fácil, mucho más de lo que parece, mucho más de lo que a veces nos empeñamos en hacer. Tan fácil como escribir un mensaje ahora mismo, en el que digas que quieres jugártela. ¿Por qué no?


(Escribiendo…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario