domingo, 6 de marzo de 2016

HOY



Las visitas y las conversaciones trascendentales de cualquier domingo, sirven para muchas cosas. Para entender que en el mundo siempre hay dos caras. Que hay personas que no merecen lágrimas, sonrisas ni amor; que por desgracia a veces parece que son mayoría. Pero que aún hay personas que sí. Que aún hay esperanza; que aún podemos salvar el mundo y acabar con los malos. 

Cerrar puertas a quienes hacen daño y abrir ojos a quienes hacen el mundo mejor, debería ser un deber, una obligación, de todos cada día.

Hay días, como hoy, que aún creo en las personas extraordinarias; que existen, que están en cualquier parte y hay que estar siempre atento, por si te las cruzas. Y agarrarlas fuerte y entregarte más fuerte todavía. Porque con esas sí, merece la pena.

Menos mal que a veces la misma moneda te regala sus dos caras. Que del dolor se puede sacar alguna alegría, que no hay mal que por bien no venga. “Que la misma luz que te ciega, guiará cada uno de tus pasos”…

Menos mal que hay personas que al irse no solo arrasan sino que dejan a otras personas que te ayudan a recomponerte y continuar.

Menos mal.

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