He hecho un esfuerzo por no
meterme en el asunto, por no expresar públicamente mi opinión o mis sentimientos,
pero el otro día tuve que soportar una situación de las más incómodas (a la par
que absurdas) que he vivido desde hace tiempo.
Generalmente las mujeres, puede
que más en concreto las mujeres lesbianas, estamos acostumbradas a vivir
ciertas cosas. Miradas, comentarios, alguna machirulada… ya sabéis. Tristemente
acostumbradas, tanto que a veces ya ni nos llama la atención cuando ocurre. Pero
en este caso, lo más sorprendente y lo que hizo que aún siga dándole vueltas
después de varios días, es que las personas que me hicieron (nos hicieron) sentir
así de incómoda eran NIÑOS.
Mi chica y yo estábamos tomando
algo tan tranquilamente, mientras al lado un grupo de niños jugaba (y de
momento voy a usar el verbo “jugar” porque no sé muy bien cómo llamarlo). Al rato
empezamos a sentirnos tremendamente observadas, pero al principio nos resultó
incluso gracioso. Sin más.
Si nos dábamos un beso, veíamos
cómo lo comentaban entre ellos. Se sentaron en fila y miraban (descarada e
intimidantemente, a pesar de ser solo unos NIÑOS).
La situación se hizo más
insoportable a medida que pasaba el tiempo, ya no solo por las miradas hacia
nosotras en concreto, sino por su comportamiento en general (maltratando el mobiliario,
tirando y rompiendo cosas…). Mientras tanto, los padres (que no madres, por
cierto) estaban en otra zona con sus cervezas sin mirar, sin intervenir, sin
llamar la atención de sus hijos.
Le intentamos poner un toque de
humor hasta que llegó la gota que colmó el vaso. Todos sentados en fila y
empiezan a gritarnos “¡besaros! ¡besaros!”. En ese momento miré a mi chica,
miré a la niña, y no sé qué cara debí poner pero estoy segura que muy
expresiva. Se me pasaron muchas cosas por la cabeza y pensé que al final la
cosa se iba a poner muy fea. Me dieron ganas de pegarles una buena charla, y sé
que de haber sido así habríamos tenido unas palabras también con los padres. Pero
me mordí la lengua, respiré hondo y seguí a lo mío.
Y entonces solo pensé una cosa…
EL PIN PARENTAL. El jodido pin parental.
A mí me parece que es la punta
del iceberg. La pequeña parte VISIBLE de todo lo que hay debajo. Es el nombre
que podemos ponerle a toda una serie de acontecimientos, de comportamientos, de
sentimientos.
El Pin Parental, seamos honestos
y hablemos con claridad, es un arma que se han sacado de la manga para intentar
destruir, principalmente, al colectivo LGTBI. Lo enmascaran con otros
argumentos, lo venden con otras excusas, pero es básicamente eso. Lo que más
miedo tienen la gran mayoría de esos padres/madres que tanto defienden el
derecho sobre la educación de sus hijos, es que tengan herramientas y
posibilidades para descubrir quiénes son, quiénes quieren ser. Miedo a que
sepan que hay más de UNA opción, que pueden elegir la que ellos quieran o
sientan y que además, deben RESPETAR el resto.
El compañero que un día es
compañera, el/la que tiene dos mamás, o dos papás, las dos chicas que se besan,
los dos chicos que van de la mano…
La única manera que tienen las
personas homófobas, racistas e intolerantes de mantener su legado, es mermar la
EDUCACIÓN de l@s más pequeñ@s. Seguir transmitiendo esos valores y esa
(in)cultura. Seguir creando y construyendo personas homófobas, racistas e
intolerantes. Interponerse e intervenir entre l@s niñ@s y la información que
tienen derecho a recibir.
Y yo me pregunto, ¿no tenemos,
como sociedad, el deber de velar por el bienestar de cualquier menor? ¿no es la
escuela un pilar fundamental en la educación integral de cualquier menor? ¿no
debe cualquier menor ser educado con unos valores que no se limiten a los que
ven en casa? ¿no tiene cualquier menor el DERECHO a conocer todas sus opciones?
¿no tiene cualquier menor el derecho a crecer sin el lastre del odio? ¿no tiene
cualquier menor el DERECHO a ser respetado por sus compañeros?
Cualquier niñ@ es ante todo una
persona libre. No pertenece a sus padres, ni a sus ideas, ni a sus creencias. Mucho
menos pertenece a la cultura de odiar al del al lado porque sí.
Cualquier persona merece ser
educada en el respeto, entender la diversidad, conocer lo que ve, tener
posibilidades. Así que creo que todos deberíamos “cuidar” y preocuparnos por
tod@s los niñ@s a los que sus padres quieren privar de esa educación.
Por ell@s mismos y por los demás,
por nosotr@s, que tenemos el derecho de ser respetados, que tenemos derecho a
no tener miedo, a no soportar miradas, comentarios, a que nos menosprecien, a
que nos discriminen.
Madres/padres del mundo, dejad
que vuestros hijos sean mejores personas que vosotros, por su bien y por el del
resto de la sociedad. Por favor y gracias.
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