Hay cosas que dan más miedo de lo que duelen. Es como ir
al médico o al dentista. Por mucho que algo duela, arrancarlo asusta más. Y esperamos,
retrasamos el momento a pesar de que sabemos que es inevitable y necesario. A pesar
de que sabemos que el dolor de arrancar o coser la herida no será peor que el
de mantenerla.
Pero asusta, porque a veces, por mucho que algo duela,
dejarlo duele más. Y dar el paso, ir al médico, arrancar la tirita, coser la
herida, es más difícil que vivir con el dolor.
Cerrar la puerta, dar el salto, mandar el mensaje,
subirse al tren, romper el ciclo, empezar de cero… cualquier cosa que te
ofrezca la posibilidad de mejorar, de cambiar, de avanzar y de ser un poco más
feliz de lo que eres. No estancarte, no esperar hasta que el dolor te mate. No dejar
que te invada y ocupe más parte de ti que tú misma.
Es necesario y es menos doloroso de lo que imaginas. Porque
no es dolor, es miedo, es el qué pasará, el cómo será. Es el cuánto dolerá, más
que lo que duele.
Pero de verdad que, si ya duele, no podrá ser
peor. Así que hazlo.
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