Hablando de todo un poco hace unos días con una
amiga mientras viajábamos en coche, me decía lo mal comunicada que está
Moratalla. Decíamos, básicamente, que si vienes a Moratalla es porque vas allí,
únicamente; que no “pilla de paso” si vas a cualquier otro sitio.
Algo que, a priori parece negativo. Pero yo creo que
no.
Lo bueno de ser un lugar de “difícil acceso” es que
sabes que si alguien viene, lo hace de verdad. No quedan dudas.
Creo que también hay personas mejor comunicadas que
otras, personas que pillan de paso y personas a las que sólo vas si quieres
llegar a ellas de verdad. Personas que tienen la autovía al lado, y personas
que están en lo alto de la montaña.
A veces pensamos que lo fácil siempre es lo mejor; que
los demás siempre van a preferir llegar a nosotros si les simplificamos el
camino. No digo que a veces no resulte más cómodo y positivo, incluso que sea
necesario de vez en cuando. Pero yo prefiero saber que alguien viene por mí, no
porque pasaba por aquí. Prefiero que me quieran con mis curvas, mis cuestas y
mi lejanía. Que hagan los kilómetros incansablemente porque al final estoy yo,
y merece la pena.
Prefiero a quienes entienden que los problemas de
comunicación no le quitan valor a nadie, sino que nos ofrecen la posibilidad de
viajar por lugares que probablemente en nadie más vamos a encontrar. Que son
únicos, pedregosos a veces, pero exclusivos.
Así no me caben dudas, así sé quién viene porque
quiere venir. A quién dejo entrar y a quién no. Quién me espera fácil y quién
me quiere a pesar de lo difícil.
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