Me he acordado de ti. Y he pensado por qué me
acuerdo de ti.
Me acuerdo de ti cuando necesito respirar. Porque siempre
que pienso en ti, te recuerdo así, como un soplo de aire fresco.
Creo que si tuviera que definirte, sería así. Eso es
lo que más recuerdo de cada vez que me he encontrado contigo. Cada vez que
llegas, desde el primer día.
Has sido oxígeno. Has sido una sonrisa entre muchas
lágrimas. Una vía de escape. El despertar de algunos sentidos cuando estaban
dormidos. Las mariposas que no recordaba. La sensación que creía que no
volvería a tener.
Y eso me gusta. Me gusta cómo me sonríe el corazón
cuando sé que voy a verte. Cuando camino entre la gente sabiendo que tú estás
ahí, que al girar la cabeza en cualquier momento me voy a encontrar con tus
ojos.
Por eso me sigo acordando de ti, y por eso me gusta
seguir viéndote. Porque aún necesito respirarte a veces.
Ahora, por ejemplo.
“En la galaxia que tú y yo inventamos,
En esas noches de choques de estrellas…
En nuestros cuerpos de amor planetario…”
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