Nunca me había costado tanto empezar a escribir. Y
supongo que es porque casi dejo de hacerlo.
Tengo que pedir perdón y no sé muy bien a quién (o a
qué). Perdón porque pensé que Alma de Superhéroe era algo que había “muerto”. Hace
tiempo que empecé a sentir que había dejado de tener sentido. Que su momento
había pasado, que su valor había desaparecido, que su razón de ser ya no era.
Creía que no volvería a escribir y que si algún día
lo hacía sería diferente, desde otro punto, y que ya nada (ni yo) tendría que
ver con Alma de Superhéroe, con aquellas páginas, con este rincón.
Por suerte, en mitad de esos pensamientos apareció
una señal (creo mucho en las señales). Entrar por casualidad a una librería y
escuchar “me han preguntado cómo conseguir tu libro”; recibir un correo
electrónico al día siguiente pidiéndome lo mismo, mi libro. ¿En serio? ¿Esto
aún vive?
A esa chica le envié un ejemplar y, si ya me había
sorprendido que a estas alturas alguien aún quisiera leerlo, me sorprendió
mucho más que, unos días después (y tras leerlo) tuviera la necesidad de
escribirme para darme las gracias y decirme lo que había sentido al leerlo. Y ahí
lo supe.
En ese momento entendí que a pesar del tiempo, hay
cosas que nunca mueren. Y que eso, precisamente, era lo que yo pretendía en
cada una de aquellas letras. Quería materializar la idea (mi idea) de algo que
es inmortal. De algo que no entiende de tiempo, ni de distancia.
Y casi lo olvido. Casi olvido que hay cosas que son
para siempre, cosas que nunca dejan de ser. Aunque cambiemos, aunque avancemos,
aunque nos movamos. Eso es el amor. Y eso es un libro. Eso es todo lo que yo
quería transmitir y ahora sé que sí. Aunque creyera que algo había terminado,
sé que todo siempre vuelve a empezar. Que la reconstrucción que me llevó hasta
Alma de Superhéroe se completó, pero esa solo sería una versión más de mí
misma. Siempre hay otra. Siempre hay más. Una nunca deja de reconstruirse
porque ninguna versión, nunca, está a salvo. Ninguna es definitiva, ninguna es
perfecta. Siempre puedes volver a destruirte y tienes que empezar de nuevo. Siempre
hay algo que mejorar, siempre hay algo que poner o quitar.
Convertirte en un Alma de Superhéroe es un proceso
que nunca acaba, es un ciclo en el que mueves y un día puedes volver a estar en
el mismo punto que hace tres años, o dos, o uno. Nunca acaba y nunca muere.
Y tengo que pedirle perdón, a mi libro, a mis ideas,
a mi yo de aquel entonces por haber dejado de creer por un momento en lo que es
(en lo que soy), en lo que significó, en lo que costó y en lo que consiguió. A todas
las personas que lo leyeron, que lo hicieron suyo, que lo abrazaron y que me
escribieron. A las creyeron y/o siguen creyendo en Alma de Superhéroe, en mí,
en lo que escribo. Perdón y gracias por seguir aquí, por esperar, por confiar y
por enseñarme que mi alma hace tiempo que está en muchos sitios, en muchos
momentos y en muchos amores y eso, a pesar de cualquier idea que me asalte a
veces, es para siempre.
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