“Juntos podemos
ser extraordinarios. Separados somos corrientes”
Es mi frase preferida del mundo. (Sí, es de la
grandiosa doctora Meredith Grey –Anatomía de Grey).
Hace un tiempo entendí que para algunas personas, la
felicidad está en esa diferencia. Entre extraordinario y corriente.
Las personas que tienen alma de superhéroe, que
tienen la capacidad de sentir de forma extraordinaria, no pueden encontrar su
felicidad en lo corriente. No pueden adaptarse, conformarse y dejar sus
superpoderes guardados en una caja y vivir reprimiéndolos. Ni deberían
procurarlo.
No digo que lo extraordinario sea necesariamente
mejor que el resto. Extraordinario es sólo eso, diferente, a veces quizá “más”,
pero no siempre mejor. Tampoco creo que lo extraordinario se encuentre de forma
individual, sino que se necesita de otras personas para poder ser. Una persona
puede tener el potencial, una naturaleza extraordinaria, diferente. Pero es en
su relación con los demás donde realmente es.
Y al final, esa es la suerte, la fortuna y el
verdadero poder de ser feliz, encontrar a esas personas. Las que te hacen
sentir más allá de lo corriente, las que te hacen “súpersentir” y las que te
quieren así. Las que se hacen extraordinarias contigo también. Las que
entienden que cuando surge un sentimiento, conexión o relación que se sale de
lo corriente, hay que dejar que fluya. Y disfrutar.
Muchas veces se habla de personas tóxicas, de
personas que deberíamos alejar de nuestra vida porque lo que nos aportan es
negativo. Nunca se habla de las personas que te intentan hacer corriente. Y son
las peores.
Nadie merece que dejes de ser extraordinario, que
procures hacerte menos de lo que eres. Sentir menos, querer menos, expresar
menos. Obligarte a hacer algo por debajo de tus posibilidades nunca tiene razón
de ser. Nunca es positivo y nunca te hace feliz. Así que yo he decidido que si
he de alejar a alguien de mi vida, es a quien no acepte toda mi capacidad de
ser, de sentir, de exigir o de aspirar. A quien me quiera ver corriente y
lineal. Quien me quiera hacer básica, simple y una más del montón. Esas fuera.
No soy ni deseo ser así, corriente. Ni deseo que tú
lo seas conmigo. Deseo que juntos seamos extraordinarios. Que sepas que puedes
serlo y saber que puedo serlo. Que no intentemos nunca ser como los demás, como
se supone que deberíamos ser.
Voy a exigir y esperar que me exijan. A esperar y
hacer que esperen de mí.
Y ahora que diciembre casi termina, podéis
aprovechar y dejar en el 15 a todas esas personas que os intentan hacer
corrientes. O quedaros vosotras, si pretendéis hacer a alguien corriente. Y quedaros
en el 16 sólo con quienes os hacer ser extraordinarias, sacar súperpoderes y
sentiros orgullosas de ellos. Nada de esconderlos, reprimirlos o limitarlos.
Dejad que fluyan.
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